El siguiente artículo fue escrito y publicado en el primer numero del magazine Iberian Darkness.. Los que conseguisteis una copia de el, pudisteis leerlo impreso, para los que no tuvisteis la oportunidad, lo adjunto al completo ahora.
El Black Metal ha muerto, es uno de los grandes dilemas que suelen escucharse a día de hoy. Y si bien es cierto que este razonamiento es en parte cierto, no menos cierto es que tiene demasiados matices como para dejar pasarlo por alto sin una reflexión que profundice sobre el concepto.
La verdad es que el mundo del año 2024, no tiene nada que ver con respecto al mundo de los años 90. Han cambiado notablemente tantas cosas básicas, que hacen imposible, o muy difícil, imitar con una aceptación o exactitud suficiente el glorioso pasado de aquella época
Nos guste o no, la tecnología, internet, la música online, y un sinfín de cuestiones más, apartan a las generaciones actuales de las generaciones pasadas. La realidad material del contexto social que vivimos, influye de forma inevitable en nuestro mundo, siendo este en realidad un resultado del contexto histórico vivido. Lo cual hace de nosotros inevitablemente, hombres del presente y no del pasado.
Por ello no podemos comprender la dimensión del problema a tratar, ni buscar soluciones al respecto, sin aceptar previamente, que no estamos en los años 90, estamos en el 2024.
Al igual que en aquellos tiempos el Black Metal fue causa efecto de una sociedad, unos valores y un contexto social determinado. Hoy el Black Metal es causa efecto de una sociedad distinta, y de unos valores distintos propios del mundo en el que nos vamos desarrollando como individuos, y no en el que nos desarrollamos en el pasado.
Se podría decir, que la “modernidad” ha fagocitado el espíritu del Black Metal. Pues como dijo el escritor alemán Nietszche con otras palabras; El día en el que todo el mundo escriba, la literatura olerá a mierda.
O lo que es lo mismo, cuando una escena que nació por definición como elitista y underground, se popularizo, banalizó, y generalizó. Empezó a perder sin remedio las causas iníciales que habían marcado su carácter como género. Empezando con ello a oler a basura y modernidad, como ya nos advirtió el filósofo alemán. Siendo realmente el estilo actualmente, un reflejo a imitación de lo que fue en el pasado. No obstante y aun así.... La escena Black Metal es más grande de lo que nunca se había soñado. ¿No es una contradicción?
Esto es curioso. ya que hoy en día, y visto desde la perspectiva de los años 90. La escena no solo no ha muerto, sino que ha crecido hasta niveles casi insultantes. Hay más sellos que nunca, más bandas que nunca, más conciertos que nunca más macro festivales que nunca, más público que nunca y más intrusión musical que nunca.
Hay libros, películas, comic, series, sagas de Black Metal…Actualmente decir que el género ha muerto es no aceptar la realidad material de nuestro tiempo.
En el Madrid (España) de los años 90, por poner un ejemplo. La escena Blackmetalera podía contarse con los dedos de una mano. La escena Europea no pasaba de 40 bandas, y los conciertos eran casi inexistentes.
Los sellos especializados eran autoproducciones, y los catálogos de distribución pasaban por ser terriblemente clandestinos y underground. Todo ese mundo en comparación con el presente, pasó a la historia, es un recuerdo del pasado. Y quizás lo peor de todo, sea reconocer la realidad material objetiva… No va a volver, es materialmente imposible, pues los tiempos han cambiado.
Entonces, si la escena está más viva que nunca. ¿Qué es lo que ha muerto?.. Su espíritu.. su magia, su misticismo, todo lo irracional e irreal que hacía del Black Metal noventero, un movimiento que estaba por encima de la música.
Se podría decir, estableciendo un paralelismo, o una analogía, que la vieja escuela era una casta de “monjes” guerreros como lo eran las viejas ordenes militares medievales, o las SS de la segunda guerra mundial. En ambos casos se trataba de formaciones militares que incorporaban un aspecto espiritual y sagrado a su lucha material. Organizaciones privadas, elitistas y clandestinas, con códigos internos, alejadas de los ojos de los demás, cosa que las daba un aura especial y diferente frente al populacho.
El Black Metal, y salvando las diferencias, no era muy diferente en sus orígenes a lo comentado, pues a la música, (su aspecto material) se le sumaba una carga mística / espiritual que convertía al movimiento en “cuerpo” y “alma”. Es decir, indirectamente, daba un trasfondo trascendental a la escena, convirtiendo a la música en una parte indivisible de su espíritu. Algo a lo que sumar, su clandestinidad fruto del underground, los fanzines, el carteo, y lo “secreto” del género. Una mezcla explosiva que hacía del genero en los 90 algo más que música, y que despertaba en todos nosotros la sensación real de estar participando en algo clandestino.
Lamentablemente al masificase en siglo XXI, el Black Metal se transformó únicamente en música, en un divertimento mas para las masas, las cuales se entretenían sin mucho trasfondo en festivales multitudinarios, bebiendo, comiendo, y follando como animales. Cosa no muy diferente a cualquier festival de cualquier otro género musical o artístico.
Y como es comprensible, al masificarse, el Black Metal dejó de intentar molestar, ofender e incomodar, para ser aceptado por todos los nuevos “fans” de sensivilidádes diversas... Las bandas de Black Metal ya no eran tan clandestinas, y las declaraciones o exposiciones ideológicas, pasaban de ser transgresoras, a ser políticamente correctas para no molestar a la nueva sociedad y sus nuevas formas.
Los valores tradicionales de “elite” aristocrática, de “sociedad secreta”, empezaron a mutar en pose frente a la realidad del negocio que estaba comenzando. Los conciertos en salas minúsculas y con pocos asistentes, comenzaron a ser macrofestivales abiertos para todo el mundo del metal. Poco a poco, y quizás sin ser muy conscientes de ello, el Black Metal se había transformado en todo lo que odio en los años 90: un movimiento para masas, aceptado por las masas, y que a su vez, intentaba no molestar a las masas, para evitar la ira de los censores de la corrección política.
El satanismo provocador de los años 70, 80 y 90, tan utilizado en el mundo del metal.. se convirtió en un rock star way of life. "Satán" ya no daba miedo, al contrario, era aplaudido e “invitado” a programas de máxima audiencia en TV, mostrándose como un “rebelde” tolerado a imitar por los jóvenes. Digamos que pasó a ser una especie de disidencia controlada dentro de la nueva escena Black Metalera.
El Black Metal había dejado de ser ese “algo más”, de tener ese “espíritu” del que hablábamos antes, para ser solo música con apariencia de malvada, y con un falso disfraz de underground. Había vencido la materia frente a la esencia. Había ganado el negocio frente al idealismo. Hoy el Black metal es un cuerpo sano y fuerte, pero sin alma. Hoy hay cientos de miles de soldados alrededor de todo el mundo, más que nunca, pero pocos forman parte de esa esencia que caracterizaba a las viejas órdenes religiosas militares medievales. Hay soldados, pero no monjes guerreros. Hay público, pero no clandestinidad, hay material, pero no alma.. La modernidad destruyó el espíritu del metal negro, dejándolo solo en materia (música).
La gran tragedia del Black Metal en la actualidad. y siendo sinceros y realistas, pasa posiblemente por aceptar que la decadencia del metal en términos genéricos, no se deba únicamente a los propios fans o músicos, sino a los tiempos que corren. Al comienzo de este artículo señalé, como de forma sistemática, siglo tras siglo se cumple la norma no escrita de; el contexto social marca el comportamiento del ser humano dentro de su tiempo en la historia. Por tanto el resultado actual de la “moralidad” en el metal negro, no es más que fruto del contexto social que estamos viviendo a nivel mundial. Siendo por tanto los aficionados masificados, un sub producto cultural del propio modernismo.
El Black Metal hoy es feminista, porque la sociedad fomenta el feminismo, es inclusivo, porque la sociedad fomenta lo inclusivo, es anti fascista, porque el sistema fomenta el anti fascismo como una causa moral para crear buenos ciudadanos. El mundo antiguo molesta, es inmoral, y por eso ya no encaja en los nuevos negocios masificados del Black Metal.
Cuál es la mala noticia de todo esto?.. Básicamente, que nada va a cambiar en mucho tiempo, ¿Razón?.. Formamos parte del presente, no del pasado. El pasado puede, y debe, ser un referente cultural de lo que se hizo y se vivió, pero no va a volver. El presente es lo que nos determina como vamos a vivir en un futuro inmediato. Es desde el presente por tanto, desde donde debemos de trabajar para modificar nuestro tiempo. Sin duda recordando, y en parte, tomando el pasado como referente.. pero inevitablemente debemos de adaptar el pasado al contexto social en el que vivimos para cambiar nuestro futuro.
La buena noticia es que todo en el ciclo de la vida es circular. Hay un dicho popular que sentencia; Los tiempos difíciles crean hombres fuertes, los hombres fuertes crean buenos tiempos, los buenos tiempos crean hombres débiles, y los hombres débiles traen malos tiempos.
Y es que en efecto, los tiempos difíciles, crearon una escena underground fuerte, potente y elitista. Una escena que luchó contra viento y marea para salir adelante. Esa generación, fue la causante de los buenos tiempos del Black Metal a mediados y finales de los 90. Y esos buenos tiempos, son los que popularizaron y banalizaron el estilo, hasta convertirlo en la “moda pop” actual, liderada por “hombres débiles” asustadizos y ofendiditos disfrazados de “elite” en macrofestivales multitudinarios.
Por lógica, y basándonos en lo cíclico de la historia, todo decaerá en algún momento y se retornará al origen. Un origen que no será como en los 90, pero sí que recuperará la esencia elitista de los 90. Adaptándola eso si, a su época y contexto histórico. De ahí la importancia de no olvidar el pasado para tomarlo como referente del futuro que deseamos construir.
Es muy importante lo comentado del pasado, y por ello todos los sistemas políticos, buscan modificar, cuando no borrar el pasado, para que de esa forma las nuevas sociedades construidas y sus ciudadanos, no tengan referente identitario al que recurrir en busca de una identidad y un recuerdo anterior al impuesto.
Lo vemos constantemente en estos tiempos modernos, donde se borra y modifica la historia continuamente, en un intento de condicionar a los nuevos ciudadanos. Todo ello para que acepten una verdad ficción diseñada e impuesta desde las altas esferas. Sin ir más lejos, por ejemplo; se modifica la obra de Tolkien adaptándola a la agencia woke / socialista. Se re escribe la edad media, para hacerla feminista. O se criminaliza el franquismo, para borrar todo pasado de la memoria de los ciudadanos.
De todo esto ya nos advirtió Orwell en su novela de 1984, donde el escritor detallaba como la dictadura socialista distopica futura, creaba un ministerio de la “Nueva Historia”, cuya misión principal era re escribir toda la historia para adaptarla a los intereses del partido político en el poder.
Como vemos, y como he intentado exponer a lo largo de este artículo, el futuro y presente del black metal, desde luego no es muy esperanzador. ¿Qué podemos hacer por tanto?
No creo que nadie tenga una solución real, y puede realmente que si que estemos ante el final de un genero. Desde luego, lo que si podemos afirmar con rotundidad, es que el Black Metal de los años 90 ha muerto. Muchos tuvimos la suerte de vivir aquellos tiempos históricos participando de ellos sin ser consciertes del momento. Pero lo cierto es que son el pasado, esa época gloriosa no va a regresar, ha muerto, y en su lugar ha nacido un nuevo Black Metal fruto de la pos modernidad, con valores y publico crecido en los valores morales del modernismo.
Este nuevo bastardo de los hijos actuales, va a devorar el mundo antiguo poco a poco hasta hacerlo desaparecer. Es trabajo de las nuevas generaciones crear una escena underground basada en los conceptos y sentires ideologicos de la vieja escuela. Hacer que el pasado no se olvide en todos los sentidos. No solo en el musical, sino también en el espiritual, cultural, e ideológico.
¿Cómo pensaban las bandas de antaño?, ¿Cómo actuaban las bandas de los 90?, ¿de qué hablaban sus letras?, ¿Cómo se relacionaban entre ellas?.. Solo comparando los tiempos pretéritos, con los actuales, se podrá resucitar un alma antigua que influencie en la escena que esta por llegar. Solo creando nuestra propia escena, con nuestras propias leyes, y nuestros propios códigos, como se hizo en los 90, podremos recuperar un underground que escape a la podredumbre de los tiempos actuales.